lunes, 24 de mayo de 2010

Good bye Gold Coast


Hace 3 semanas decidí mudarme a Melbourne, hace 2 días que estoy en Melbourne. Así de fácil, así de directo. No son pocas las veces que he hecho giros en mi vida en un corto espacio de tiempo, giros que siempre espero que vayan para mejor pero no siempre son así, pero bueno, este no es el caso. Mi último día en Gold Coast fue una combinación de resaca y tristeza, pues he dicho “adiós” a mucha gente que, posiblemente, no vuelva a ver en la vida. Mi única escapatoria para no unirme a las lágrimas de los demás, es engañarme a mí mismo, inundando mi pensamiento de sinceras mentiras. Se vuelve a repetir la historia de los abrazos, pero esta vez no saben igual, no saben ni mejor, ni peor, simplemente detesto el gusto.

Pero bueno, ya me he instalado en Melbourne, vivo en el centro de la ciudad, para que os hagáis una idea, vivo en el ombligo del señor Melbourne. La casa está en mejores condiciones que la anterior, tengo piscina, gimnasio, climatizador y no tengo ventanas en la habitación, sólo unas ventanas interiores que están ahí por estar, sin cumplimentar ninguna función, salvo la de que tus compañeros de piso sepan lo que estás haciendo ahí dentro.

El primer paseo por Melbourne es muy acogedor, pues tiene alma de gran ciudad Europea. La gente viste muy al estilo europeo, dejando atrás el estilo surfero de Gold Coast (así como los brasileños). Lo que también he dejado atrás ha sido el clima de Gold Coast, siendo claro, aquí hace un frío de cojones. No es de extrañar, pues cuando miras el mapamundi, ves claramente que como vecino, tienes a la fantástica nevera kilométrica llamada Polo sur.

Ya me estoy preparando para el invierno más largo de mi vida, espero que vosotros disfrutéis de vuestro respectivo verano, cabrones habitantes del hemisferio norte.

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