sábado, 30 de enero de 2010


Buenas, mi primer comunicado desde Australia! Voy a comentar un poco por encima como han ido las aproximadamente 30 horas de vuelo junto a sus respectivas paradas…

Despido España entre abrazos que capaces hubiesen sido de darme la espalda si hubieran tenido más fuerza, pese a todo he intentado no mirar atrás, ya que mirar atrás en un momento así puede llegar a ser muy delicado.

Nada más llegar a Londres es cuando realmente uno empieza a notar que ha dejado atrás sus orígenes, nadie habla mi idioma y no termino de entender las voces de mi entorno. Nada más subirme al Boeing 747-400 de la British airways empiezo a respirar ese ego característico que tienen los ingleses , un ambiente cargado de voces inglesas susurrantes, música clásica y un ligero aroma a ambientador barato.

Nada más sentarme en mi asiento y colocar mis pertenencias, escucho a dos chicas ligeramente ebrias balbuceando en inglés acercándose a mi fila, pero algo empieza a sobreponerse a sus sonidos, es mi voz interor suplicando que tropiecen con un agujero negro por el pasillo del avión… Puesto que tuve un pensamiento algo nazi, fui castigado por dios, así que, las dos chicas se sentaron a mi lado.

Una de ellas, la más próxima a mí, era lo más parecido a la niña de Shrek con 10 copas de más y un diccionario de inglés. La otra chica era la versión XXL y rubia de Amy Whinehouse, muy buena chica, la típica amiga que emborracha a su amiga y después parece que disfrute cuidándola. Su único vocabulario en español era “paeia”,”chica, chica” y “café con leche”, ya me dirás tú... Les recomendé encarecidamente que fueran a Magaluf, no me digáis por qué, pero creo que ahí estarían como en casa.

Tras 13 horas de vuelo, de aguantar espasmos de la niña de Shrek, de que mi monitor no funcionase y de que el menú de pollo con curry perfectamente podría haberse llamado picante con trazas de pollo y curry, el avión toma tierra en Singapur.

Ya en el aeropuerto de Singapur, confirmo que es uno de los aeropuertos más grandes y bonitos que he visto en mi vida, todo decorado con un toque moderno y tropical, todo me parece precioso hasta que me dicen que el avión en el que tenía que ir está lleno, me empiezan a entrar los sudores fríos y la fiebre me sube más rápido que el pene de un adolescente. Voy corriendo a la otra compañía que podía llevarme hasta Brisbane, una compañía india que no había visto en mi vida, una compañía que me dice un claro y conciso “NO, THE PLANE IS FULL “, ¿la cagada?, un día no muy lejano mi chaqueta fue una vaca. Supongo que ya se sabe lo que eso significa para un indio.

Tras pasearme por todos los trenes automáticos del aeropuerto en busca de vuelos, acabo comprando un billete de última hora junto a un palazo Singapurense.

Mientras espero a la hora de embarque del avión me voy a curiosear un poco por el aeropuerto de una manera más tranquila, puedo apreciar a los operarios que colocan los carritos de las maletas sus edades no descienden de los 60 años y sus pesos no pasan los 50kg, lo que deduzco que ahí no hay planes de pensiones y siguen una dieta baja en calorias. El sistema informático es igualito que el del aeropuerto de Mallorca, las mismas máquinas de tags y de boardings! que recuerdos.. También me doy cuenta de que ahí el raro soy yo, el 90% de la gente que me rodea son filipinos, japoneses, chinos, coreanos, vietnamitas..y si falta alguno, también estaba. Así que las miradas embobadas de los niños curiosos me las llevaba yo. Nada más subir a la planta de embarques y pasar un control operado por un Freak que empieza a hacer malabarismos con mi pasaporte, empiezo a escuchar gritos, ingenuo de mi, pensaba que me iba a subir en una montaña rusa mientras esperaba al embarque del avión. Por lo visto había un grupo de música teenager asiático o algo por el estilo que hacia que las niñas pegaran gritos y extraños ruidos que al parecer, era su lenguaje en pleno subidón hormonal. Tras pasar una infinidad de controles de pasaporte, equipaje etc.. consigo llegar al avión y sentarme en mi asiento, pero esta vez la suerte tampoco ha estado de mi lado, a mi derecha tenía una chica coreana de mi edad aproximadamente más sospechosa que un gitano haciendo footing y a mi izquierda una pareja de mujeres vietnamitas que no sabían hablar inglés, pero hablaban conmigo de cualquier manera, la comunicación se basaba en enseñar los dientes, asentir con la cabeza y poca cosa más…Pero mira, en 8 horas de vuelo todo te lo tomas con otra perspectiva.

Nada más llegar al aeropuerto y confirmar que las Quely’s de mi mochila no llevan droga, salgo a la calle principal del aeropuerto de Brisbane, nada más pisar el paso para peatones confirmo que tengo una alta probabilidad de morir atropellado, aún no me he acostumbrado a esto de que los coches circulen al revés. Tras esperar 5 minutos, llega el autobús encargado de llevarme a mi casa conducido por el primo rastafari lejano de Carl Cox, sólo en la primera media hora de carretera veo que Australia es lo más parecido a USA que he visto en mi vida, tiendas de coches de segunda mano expuestos en los exteriores de las tiendas con enormes propagandas con los típicos 50% OFF!!, hamburgueserías enormes y muchas tiendas dedicadas al surf.

Nada, ya he llegado a casa y me dispongo a darme una buena ducha y pegarme una buena siesta, así que por hoy, creo que he tenido suficiente.

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